Los candados del amor

Los candados del amor
Los candados del amor
Los candados del amor
Los candados del amor

Los «candados del amor» son candados que parejas de todo el mundo colocan en puentes o infraestructuras públicas para simbolizar su amor eterno. Esta costumbre nació en Pécs (Hungría) en el siglo XIX; allí, los soldados de guarnición en la ciudad dejaban atado como recuerdo el candado que cerraba el armario de su habitación. La moda empezó a extenderse a partir del año 2000 en las grandes ciudades turísticas del mundo, como Londres, París, Nueva York, Florencia, Venecia, Seúl…

En el caso de París, de donde es la fotografía que encabeza el artículo, el lugar elegido por los amantes fue inicialmente el Puente de las Artes, para continuar extendiéndose por el puente de l’Archevêché, el puente Solférino (cerca de Notre Dame) y la pasarela Simone de Beauvoir. Estos candados suelen por lo general llevar inscritos los nombres de los que se juraron amor eterno y, a veces, tienen forma de enormes corazones de metal. Después de atar el candado, la llave suele tirarse al río Sena.

Pero este ritual genera algunos inconvenientes, y es que estas promesas de amor en forma de miles y miles candados de acero… ¡pesan demasiado! En ocasiones, ciertas partes de las barandillas se hunden, lo que conlleva la sustitución regular de trozos de enrejado. Este mismo verano ha sido necesario sustituir varios trozos de barandilla torcidos por el peso de los candados.

Qué pobre y triste metáfora del amor es un candado. Parece difícil encontrar una imagen que exprese peor lo que debe ser el amor entre dos personas: un candado cerrado en una barandilla, cuya llave se tira al río. Es decir: una cárcel, un encierro, una renuncia total a la libertad personal.

Nadie desearía, si le preguntaran, tener una relación así. Y sin embargo, muchas veces corremos el peligro de convertir un amor en una cárcel, porque nos creemos que un derecho del enamorado es la posesión del otro. “Te quiero sólo para mí”, se oye a veces: qué error más grave. Es fundamental que cada uno tenga sus amistades propias, sus diversiones propias, sus momentos para él o ella. Dice Sting en una canción: “If you love somebody, set them free” (si amas a alguien, deja que sea libre).

Fuera candados, pues. Fuera llaves. Porque si no, el peso de estos candados es tan grande y tan agobiante, que por mucho que la pareja pretenda construir puentes que los unan, esos puentes se van a hundir. Set them free.