Se dice que el mejor negocio del mundo sería comprar a alguien por lo que vale y venderlo por lo que cree que vale. Dejando ahora de lado el hecho de que a veces el ego y la ignorancia nos hacen creernos mejores de lo que somos, se me ocurren varias preguntas: ¿Cuánto vale una persona? ¿Valen algunas personas más que otras? ¿De qué depende el valor de una persona?
Se dice que el mejor negocio del mundo sería comprar a alguien por lo que vale y venderlo por lo que cree que vale. Dejando ahora de lado el hecho de que a veces el ego y la ignorancia nos hacen creernos mejores de lo que somos, se me ocurren varias preguntas: ¿Cuánto vale una persona? ¿Valen algunas personas más que otras? ¿De qué depende el valor de una persona?
Es imposible cuantificar el valor de un ser humano, está claro. No hay moneda o billete u objeto que se le pueda comparar. Igualmente, la comparación entre distintas personas, puntuándolas según su valor, parece algo ridículo y sin sentido. Porque cada uno de nosotros, siendo iguales, es también completamente distinto a los demás. Cada persona tiene, por tanto, su propio valor; y este valor no es intercambiable con el de otras personas.
Así, cada persona tiene un valor. Llamémoslo X. ¿Y de qué depende que esa X sea mayor o menor? Yo te voy a decir de qué NO depende. No depende de tu dinero. No depende del trabajo que tengas, o de si tienes o no trabajo. No depende de tu familia o de tus amigos. No depende de tu estado civil. Y sobre todo, no depende de si tienes pareja o no, o de quién sea tu pareja. Pueden estar bien para una canción, pero borra de tu mente frases tales como “No puedo vivir sin ti” o “Sin ti no soy nada”. Claro que eres algo, claro que eres alguien. Tienes un valor por ti mismo, por ti misma, por ser tú. Un valor X. Resuelve la ecuación, y averigua cuánto vale tu X, y qué puedes hacer para aumentar su valor. Un valor que, de entrada, ya es enorme. Tenlo por seguro.
Por una vez os voy a llevar la contraria. Conimog, ese «alguien» que me vendiera por lo que valgo y me comprara por «lo que creo que valgo» perdería dinero. Vaya, creo… Siempre me están diciendo que me subestimo, y no soy la única.
Dicho esto, maravilloso post para pensar todo el día… ¡Como siempre! ¡GRACIAS!
Buen cuento para aplicarme a mí misma.
En este mudo en que vivimos parece que el precio de las personas está en función de lo que los demás pujan por ella: ofertas de trabajo, amigos, novias…
Voy a empezar a apostar por mí.
entonces todo vale igual, se acabaron los complejos, y empieza la auténtica libertad, felicidades. muchas gracias por el post